lunes, 29 de octubre de 2012

LAS BOAS...¿PELIGROSAS? O BENEFICIOSAS?


Por: Hugo Vela Díaz
La presente semana, la prensa regional publicó una noticia alarmante: Varios pobladores del Centro Poblado El Porvenir habrían visto una boa gigante en el Río Romero.- Según las versiones de los mismos pobladores la víbora tendría una longitud aproximada de 20 metros y su cabeza sería del tamaño de una vaca, hecho que ha sembrando el terror en la gente que tiene sus chacras en ese lugar, por  lo que una brigada de hombres provistos de armas de fuego buscaban al monstruo para eliminarlo, otros llamaron a la policía nacional pidiendo apoyo con ese mismo fin, quienes les aconsejaron que no lo maten al animal.-La serpiente al ser perseguida desapareció; otros campesinos dicen haberla visto hace dos días río más abajo en la desemboca la quebrada Tamboyacu donde existe un aguajal; pero hoy otros dicen haberlo visto muy cerca al puente en la carretera Fernando Belaunde; lo cual significa que se desplaza casi en el mismo lugar, en un tamo de 1 Km. del río.
¿Por qué tanto miedo y el terror a una boa de gran tamaño?;  Porque desconocemos sobre las costumbres y formas de vida de las boas y pensamos equivocadamente que nos puede comer; por lo que es necesario poner en conocimiento de todos los Sgte:
1ro.-Nunca se ha dado el caso que una boa grande haya hecho daño a alguien, muy al contrario estas criaturas están condenadas a desaparecer porque no tenemos conciencia de su valor y los matamos por matar.
2do.-En el Alto Mayo existen dos clases de boas: La boa de tierra llamada  boa arco iris, conocida también con el nombre de Mantona que muchos arroceros hoy los protegen por que se ha demostrado ser un buen controlador de roedores y la boa de agua llamada boa verde o común de lomo pardo, conocida también con el nombre de Anaconda, el mismo que cuando las hembras adquieren un gran tamaño toman el nombre de Yacumama o madre del agua.- Se han tejido muchas historias sobre la anaconda e incluso se le ha llevado al cine, haciéndole aparecer como un monstruo que devora personas e incluso que ataca y destruye embarcaciones, deformando la mentalidad de la gente, aunque    la realidad es otra: Son seres casi inofensivos para el hombre, que se dejan agarrar en los pantanos y que antiguamente han sido objeto de bellas historias como la historia de la Yacumama escrita por Ventura García Calderón, donde la yacumama lucha contra un tigre o jaguar que pretende devorar a un niño, cuyos padres le dejaron en su choza junto al río.-La boa, ante los gritos del niño acude en su auxilio, desatándose una lucha feroz con el tigre, logrando salvarlo pero muere a consecuencia de las mordeduras del felino.
3ro.- La boa nunca muerde y dado el caso de que mordería, no es venenosa y sus dientes son muy pequeñitos, casi inofensivos, pero le sirve para sujetar a su presa.-Estas serpientes generalmente son compradas por los  charlatanes que los utilizan para atraer a sus clientes.-En la ciudad de  Iquitos las loretanas hacen espectáculos para los turistas utilizando una boa grande que envuelve a su cuerpo semidesnudo.-Una de estas bailarinas famosas fue la loretana Martha Chuquipiondo  llamada la “mujer boa”. Los que conviven con la naturaleza como los pescadores jamás lo tienen miedo, prácticamente conviven con ella a pesar que navegan en canoas muy pequeñas por los ríos y cochas de la selva baja.- Aquí en el Alto Mayo  los pescadores de la boca del río Tonchima  manifiestan que siempre ven a la yacumama en el río negro y en el sector matorral del Río Romero, pero se corre de ellos, lo que demuestra que no son un gran peligro para el hombre. Pero, ¿De qué se alimenta la anaconda? Se alimenta de peces y animales que acuden al río a beber.- En cuestión de segundos la serpiente sujeta a su presa y lo envuelve o constriñe para quitarle la respiración, luego lo traga entera sin masticar.- Después de comer suele dormir varias semanas para digerir su alimento.-En el caso de los seres humanos huye ante la presencia del hombre pero en el caso hipotético que atacaría a un ser humano, desenredarlo sería muy fácil salvo que esté solo y no haya quien lo desenvuelva a tiempo, pero para que ataque a un hombre, este tendría que estar dormido dentro la quebrada o no tenga pies para correr.
4to.-  En cuanto al tamaño; los investigadores de serpientes, opinan que no existen víboras de más de 9 metros en ningún lugar de la Amazonía y que los relatos de víboras gigantes constituyen mitos o leyendas producto de la imaginación humana.- Por lo tanto es imposible hablar de una serpiente real de más de 20 metros.- La boa más grande encontrada hasta hoy fue agarrada en  el Brasil con  8.45 m. de largo con un peso de 227 Kg.
Actuemos con inteligencia.- 
Eliminar una criatura que desaparece ante la presencia del hombre y que no hace daño físico a nadie, opino que no es lo más sensato y  conveniente; primero por respeto a las leyes divinas donde todos los seres de la creación tienen derecho a la vida y segundo porque todos los seres desempeñan una función en la naturaleza, cuyo estudio se denomina ECOLOGÍA, por lo tanto; más bien saquemos provecho de esta situación.- Una boa gigante es una muestra de la riqueza natural del Alto Mayo y que nos puede traer muchos beneficios a todos.- Pero, como podríamos  obtener beneficios o sacar provecho de una víbora gigante?.- Sacando muestras fotográficas o filmando al monstruo para luego lanzarlo al mundo por internet y los medios de comunicación masiva; luego los periodistas se encargarían de difundirlo a nivel nacional e internacional.- Entonces vendrían muchos estudiosos del tema, curiosos y turistas de diferentes latitudes.
 Las serpientes gigantes han desaparecido en toda la Amazonía.-Los pobladores los matan por falta de conocimiento, por temor o por el simple hecho de matar para afianzar el domingo del hombre sobre la naturaleza; Por lo tanto en el Alto Mayo, están en peligro de desaparecer, son muy pocas las boas de agua, ya no se ven ni las crías de ellas  y las que pueden haber son las únicas sobrevivientes de la depredación ocasionada por el hombre. El hecho de que exista una de ellas en un sitio accesible como es el río Romero, ubicado a poca distancia de una carretera y a pocas horas de otras ciudades, un ejemplar gigante, una verdadera reliquia de la naturaleza; ocasionaría  una avalancha de gente deseosa de ver algo raro, algo nunca visto en la realidad: UNA ANACONDA  en vivo y en directo.
Entonces ¿Qué hacer?  A nuestro parecer deberíamos hacer lo Sgte.:
1ro.- No matar a  la víbora. Si no lo hacemos ahuyentar,  no se va ir.
2do.- Tratar de acostumbrarlo con comida en un solo sitio y estudiar sus movimientos.
3ro.-Hacer un observatorio de palos con techo para divisarlo desde una distancia de 80 a 100 metros cuando llega a comer.
4to.- Limpiar el lugar para que sea fácilmente visto a distancia con binoculares, igual como se hace en Madre de Dios con los loros y huacamayos.-
¿Quiénes serían los beneficiarios? 
Toda la población del Alto Mayo y hasta la región, especialmente del pueblo El Porvenir.- El turista paga por ver un espectáculo natural de este tipo.-Ejemplo:  Las ballenas de Guayaquil o de la Patagonia, donde se paga tours carísimos por que viajan largas distancias en barco y aquí todo está a la mano.-Actualmente en el Centro de Conservación Wakany Center de la ciudad de Moyobamba, hay un puesto de observación de 3 pisos solo para ver colibríes y el ingreso es diez soles por persona.- Si para ver colibríes se paga esa cantidad ¿Cuánto se podría pagar por ver a una Anaconda gigante, un espectáculo único en el mundo?. Lógicamente mucho más.
¿ Por qué se dice que beneficiaría a todo un pueblo o a una región? Porque el turista deja dinero al hacer uso de los diferentes servicios que les podemos brindar como: Movilidad, comida, bebidas, alojamiento, diversión, Etc . Este dinero empieza a circular y se queda aquí mejorando la economía de todos directa o indirectamente.- A ese dinero circulante se le denomina las divisas que todos necesitamos para mejorar nuestras condiciones de vida y superar los actuales niveles de subdesarrollo.-
POR LO TANTO NOS TOCA DECIDIR SI A ESTA CRIATURA VIVIENTE LO CONSERVAMOS O LO HACEMOS DESAPARECER PARA SIEMPRE.
NO OLVIDEMOS:  ¡EXTINSIÓN ES PARA SIEMPRE!
                                                         Rioja, 29-10-2012.
Hugo Vela Diaz
"Complejo Turístico Yacumama"
Titular Gerente

lunes, 22 de octubre de 2012

Reencuentro de familias separadas por la barbarie del caucho:


 Abriendo el canasto de la abundancia

Por Alberto Chirif y Manuel Cornejo Chaparro

Apertura de la canasta de la abundancia o la yuca dulce. Fotos: Roberto Carrasco

20 de octubre, 2012.- En La Chorrera, poblado localizado en el departamento de Amazonas, Colombia, se realizó, entre el 6 y el 12 de octubre pasado, un importante evento que congregó a familias de los pueblos afectados por la barbarie cauchera hace un siglo y que hoy habitan en tres países: Colombia, donde se encuentra la mayoría de ellos, Perú y Brasil, este último con solo dos comunidades pequeñas.
La Chorrera se ubica a orillas del río Igaraparaná, afluente del Putumayo por la margen izquierda, y debe su nombre a los chorros o cascadas que se forman en el río justo antes del poblado. Un estrechamiento del río que rompe una formación rocosa del escudo colombiano convierte al tranquilo Igaraparaná en una corriente turbulenta y constituye una barrera para la navegación.
Al salir del angosto cañón, el río forma un extenso remanso que le da a uno la sensación de estar frente a una laguna. Sobre la orilla derecha de este remanso se yergue la casa de la que fuera una de las estaciones más siniestras de la Peruvian Amazon Company, empresa que tuvo como gerente a Julio César Arana, al inicio solo un anónimo comerciante de sombreros de Rioja (San Martín) pero que llegó a convertirse en uno de los hombre más ricos de Loreto, comerciando caucho conseguido con el trabajo esclavo de miles de indígenas de los pueblos Huitoto (o Uitoto), Bora, Ocaina, Nonuya, Andoque, Resígaro y otros.
La empresa cauchera tuvo dos grandes estaciones de las cuales dependieron una serie de puestos más pequeños. Ellas fueron La Chorrera, cuyo gerente fue el colombiano Víctor Macedo, y la otra El Encanto, en el río Caraparaná, también afluente del Putumayo por su margen izquierda, que estuvo a cargo del peruano Miguel Loayza.
Las atrocidades de esta etapa han sido denunciadas en documentos escritos por los jueces peruanos que llevaron a cabo el juicio contra los caucheros: Carlos Valcárcel (El Proceso del Putumayo, editado en 1915 y reeditado en 2005) y Rómulo Paredes (dos informes realizados para el gobierno peruano que han sido publicados en 2009 en el libro Imaginario e Imágenes en la Época del Caucho); y también por el cónsul británico Roger Casement, quien fue encargado por su gobierno para investigar la veracidad de las denuncia llegadas a Londres, considerando que desde 1907 la empresa había sido registrada en es ciudad, y contaba entre su personal con súbditos británicos, tanto directivos como capataces traídos de la isla caribeña de Barbados, que se mantuvo en condición de colonia inglesa hasta la década de 1970.
Sin embargo, la primera denuncia contra los caucheros fue realizada por el periodista peruano Benjamín Saldaña Roca, en 1907, en dos diarios que él dirigía en Iquitos: La Sanción y La Felpa. Sobre esa base, él presentó una acusación formal ante la Corte Superior de Iquitos. El poder de Arana, que en 1902 había sido elegido alcalde de la ciudad y un año más tarde ocupaba la presidencia de la Cámara de Comercio, bloquearon el proceso.
No obstante los esfuerzos de Saldaña Roca no fueron en vano y, dos años más tarde, el ingeniero estadounidense Walter Hardenburg llevó a Londres las denuncias aparecidas en los mencionados diarios y los presentó ante la Sociedad Antiesclavista. El objetivo de difundir las atrocidades fue alcanzado cuando el diario londinense The Truth las publicó en primera plana. Esto obligó al gobierno peruano a reabrir el juicio que se encontraba detenido por las presiones ante la Corte Superior de Iquitos ejercida por la empresa Peruvian Amazon Company; y al gobierno británico a hacer lo mismo.
En ese contexto aparecieron los dos jueces antes nombrados, Carlos Valcárcel y Rómulo Paredes, el primero como titular y el segundo como alterno cuando Valcárcel enfermó de beriberi. Fue este último quien viajó a la zona de extracción en 1911 y visitó las estaciones y puestos caucheros, entrevistando a los jefes, capataces e indígenas que trabajaban en ellas.
Paralelamente, el Parlamento Británico abrió una investigación a la empresa y envió a la zona a su cónsul Roger Casement que por entonces desempeñaba funciones diplomáticas en Río de Janeiro. Su informe y otros documentos consulares vinculados con el caso fueron publicados en The Blue Book, libro de circulación restringida en la medida que solo se difundió entre algunas legaciones diplomáticas y gobiernos involucrados en el caso. Una edición en castellano de esta obra acaba de aparecer este año 2012, en coedición entre el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA) y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), con el nombre de El Libro Azul.
El resultado de los años de barbarie cauchera fue la disminución poblacional de los pueblos afectados, ya que se calcula que fueron miles las muertes por asesinato, maltrato y desnutrición; las huellas dejadas en la gente por la tortura y los años de terror; y la desarticulación de los clanes como unidades fundamentales de su organización, tanto a consecuencia de los crímenes como del traslado hacia el Perú, entre 1923 y 1930, de indígenas sobrevivientes de las estaciones caucheras, por parte de ex patrones de la Peruvian Amazon Company que entró en liquidación el 30 de agosto de 1911. Al comienzo, la gente fue llevada a la margen derecha del Putumayo y luego, por el conflicto bélico entre Colombia y Perú, hacia otros ríos situados en el interior de Loreto.

La Chorrera hoy

Luego de años de decadencia, la casa que la empresa construyó en La Chorrera, así como el llamado Predio Putumayo, inmensa extensión de casi seis millones de hectáreas, fueron tomados por la Caja Agraria de Colombia quien pensó convertirlo en un lugar para inversiones agropecuarias. En ese contexto ella comenzó a refaccionar la casa, de la cual por entonces solo se conservaba parte de los muros originales de piedra que se hallaban invadidos por las hierbas.
No obstante, los tiempos habían cambiado y los indígenas, organizados en asociaciones diversas, comenzaron a ejercer presiones para que el predio les fuera reconocido como lo que correspondía: su territorio tradicional. En 1988, el entonces presidente de Colombia Virgilio Barco entregó formalmente el predio a manos de los indígenas en calidad de resguardo, es decir, de tierras propiedad de los indígenas. La Caja Agraria mantuvo inicialmente una parte del predio de 800 hectáreas, donde se encuentra la casa, pero nuevas presiones de los indígenas dieron como resultado que el gobierno les reconociera también la propiedad de esta área.
Una vez refaccionada la casa y construidos nuevos edificios en su entorno, se constituyó como sede de “La Casa del Conocimiento”. Las organizaciones indígenas se precian de haber convertido un lugar de muerte y sufrimiento en uno de estudio y esperanza.
En el mismo sentido, en lo que fueron los calabozos de la empresa, lugar de sufrimiento de los ancestros, hoy día se almacenan los alimentos que dan vida a los estudiantes y profesores de los centros de estudios. La casa alberga un colegio primario y secundario, cuyos profesores son todos indígenas formados en universidades del país, así como un programa de formación universitaria, que funciona en convenio entre la Asociación Zonal Indígena de Cabildos y Autoridades Tradicionales de La Chorrera (Azicatch) y la Universidad Pedagógica de Colombia. Allí una veintena de jóvenes de ambos sexos siguen la carrera de biología.

Abriendo el canasto de la abundancia

El evento fue titulado “El grito de los hijos de la coca, del tabaco y la yuca dulce”. Tanto la coca como el tabaco son productos fundamentales de la cultura de los diversos pueblos indígenas que comparten el resguardo Predio Putumayo, así como de sus paisanos que fueron llevados al Perú, principalmente al río Ampiyacu, y a Brasil. Con la coca y el tabaco, se enseña los valores éticos que deben guiar la vida de las personas, a través de largas sesiones en la maloca, centro ceremonial que representa el Universo, donde se trasmite la palabra tradicional. La yuca dulce, por su parte, simboliza a la mujer y es un elemento fundamental para el equilibrio social.

Delegación peruana
Desde antes del evento, dos artistas huitotos del Perú, Santiago Yahuarcani y Rember Yahuarcani, padre e hijo, trabajaron durante tres semanas un gran mural de aproximadamente 10 x 4 metros, titulado “El grito de los hijos de la coca, el tabaco y la yuca dulce”. Para esto, previamente se reunieron con líderes tradicionales que debatieron sobre cuál debiera ser el contenido y significado del mural. El resultado da cuenta, en una secuencia que va de izquierda a derecha, del tránsito seguido por las sociedades indígenas de la región desde un estado de paz a uno de violencia, terror y muerte generado por los caucheros y, finalmente, a un futuro en el cual recuperan su libertad y la abundancia que las caracterizó.
A los artistas Santiago y Rember Yahuarcani los organizadores del evento les dijeron: “el mural que plasmaron en nuestra institución educativa (…) quedará aquí como memoria, como legado, como raíz y como esperanza. Esta es su cuna, este es su territorio, ustedes hacen parte de nosotros porque llevan nuestra propia sangre. Gracias por hacer visible este grito de dolor y de esperanza”.
En el día central del evento, en el que llegaron representantes del Estado y de diversas instituciones civiles y religiosas, varias delegaciones indígenas danzaron y cantaron en el patio central ubicado frente a la “Casa del Conocimiento”. Simbólicamente, además, taparon el canasto de la tristeza, con lo cual quisieron significar que ponían fin a los trágicos recuerdos de la época del caucho, y destaparon el canasto de la abundancia, “monifue” en lengua huitota, pleno de frutos, que es lo que debe guiar su vida en adelante.

Representantes del gobierno colombiano

Antigua casa Arana, ahora casa del conocimiento
Luego de días de discusión sobre la historia del caucho y sus impactos sobre las sociedades indígenas y de la exposición de los planes de vida de cada organización que deberán servir para ordenar la marcha de la sociedad hacia el futuro, la gente discutió y elaboró una propuesta para ser presentada a los enviados del gobierno colombiano y de las otras instituciones participantes en el evento el día 12 de octubre.
El tema central del documento que presentaron fue la cuestión territorial. Las organizaciones expresaron la necesidad de “sacar adelante la ley de ordenamiento territorial y en ella nuestra entidad territorial”. Para que esto sea posible indicaron que es necesario crear “una mesa de acuerdos y seguimientos para la implementación de nuestros planes de vida y desarrollo comunitario que sesione aquí en medio de la selva”.
Pusieron también énfasis en la necesidad de buscar soluciones a la división de sus pueblos en tres países diferentes. Señalaron: “Es un clamor de los aquí presentes para que se gestionen acuerdos trinacionales: Colombia, Brasil y Perú para seguir encontrándonos como pueblos y reconstruyendo el tejido social que fue roto por causa de la cauchería”.

Desarrollo del Evento
Por parte del gobierno colombiano estuvieron e hicieron uso de la palabra la Sra. Ángela Robledo, de la Cámara de Representante; el Sr. César Vergara, de la Unidad de Víctimas de la Presidencia de la República; el Sr. Gabriel Muyuy Jacanamijoy, Consejero Presidencial y director del Programa Presidencial para Pueblos indígenas; el Sr. Gonzalo Sánchez, del Centro de Memoria Histórica; y la Sra. Luisa Fernanda Acosta, del Ministerio de Cultura.
De las otras instituciones que participaron en el evento hablaron el Sr. Tood Howland, representante del Alto Comisionado sobre Derechos Humanos de la ONU; el Nuncio Apostólico, Monseñor Aldo Cavalli; y el Sr. John Deew, embajador de Gran Bretaña en Colombia. Todas esas personas dirigieron su palabra a las autoridades indígenas tradicionales presentes, así como a los moradores de diversas comunidades asistentes a la reunión.
Representantes indígenas de las asociaciones que organizaron el evento leyeron las cartas enviadas por el Papa Benedicto XVI y por el presidente de la República de Colombia, Sr. Juan Manuel Santos. El Papa en su carta dirigida “a los indígenas colombianos”, se refiere al centenario de la encíclicaLacrimabili statu indorum, firmada el 7 de junio de 1912 por el entonces Papa, hoy san Pio X, que fuera motivada precisamente por las atrocidades cometidas por los caucheros en el Putumayo.
Por su parte, el presidente de Colombia, previa disculpa por no asistir al encuentro debido a razones de salud, recordó el etnocidio y genocidio cometidos por los caucheros, y “en nombre del Estado colombiano, a las comunidades de los pueblos Huitotos, Bora, Okaina, Muinane, Andoque, Nonuya, Miraña, Yukuna y Matapí, a todos pido perdón por sus muertos, por sus huérfanos, por sus víctimas en nombre de una empresa, de un gobierno, de un pretendido “progreso” que no entendió la importancia de salvaguardar a cada persona y a cada cultura indígena como parte imprescindible de la sociedad que hoy reconocemos con orgullo como multiétnica y pluricultural”.

Mural de Santiago y Rember Yahuarcani
Los organizadores cedieron también el uso de la palabra a los Srs. Manuel Cornejo, del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) y Alberto Chirif, consultor independiente. Ambos se refirieron a la barbarie del caucho y sus consecuencias para las sociedades indígenas, y leyeron, respectivamente, cartas del Sr. Víctor Isla, presidente del Congreso Nacional, y del Sr. Luis Peirano, ministro del Cultura del Perú.
El presidente del Congreso recordó que en un evento realizado días antes, “Manifesté mi sentido perdón por las miles de muertes de hermanos y hermanas indígenas del Putumayo que no supimos socorrer en su momento” añadió: “A las autoridades colombianas les expreso mi intención de crear puentes entre nuestros Estados para construir un nuevo escenario para nuestro pueblos indígenas”.
Por su parte, el ministro de Cultura indicó la necesidad de aprovechar la ocasión para “honrar a todas y todos aquellos hermanos indígenas que padecieron a causa de la fiebre del caucho” y enfatizó: “Nos toca pedir de corazón, como peruanos y peruanas, perdón por todo el sufrimiento que como sociedad, como país, no fuimos capaces de evitar”.
No cabe duda que se trata de un evento histórico que marca un hito fundamental en el desarrollo de sociedades que fueron afectadas por la barbarie desatada por la ambición de los caucheros. Para ellas, cerrar el canasto de la tristeza y abrir el de la abundancia no es una expresión vana de retórica, sino manifestación de una voluntad para trabajar desde el presente en la continua construcción del futuro.
Destaca la presencia en el evento de importante delegados institucionales, pero sobre todo resalta la coincidencia por tres altos funcionarios de Colombia y Perú de pedir perdón por los actos del pasado.
Es entonces momento de elaborar propuestas y de exigir que se lleven a la práctica, a fin de que los pedidos de perdón no queden como actos de cortesía formal sino que constituyan auténtica expresión de voluntad política para construir nuestros países como lo que en realidad son: naciones pluriétnicas y multiculturales.
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*Alberto Chirif es antropólogo peruano por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Trabaja desde hace 40 años en temas relacionados a la Amazonía, especialmente en el reconocimiento de derechos colectivos de los pueblos indígenas. Actualmente se desempeña como consultor independiente. Es autor de libros colectivos, tales como: Marcando TerritorioEl Indígena y su Territorio (con Pedro García Hierro y Richard Ch. Smith) y de numerosos ensayos y artículos.
Manuel Cornejo Chaparro es investigador del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP). Ha escrito artículos en diversos medios, ha publicado con Alberto Chirif, el libro Imaginario e imágenes de la época del caucho (CAAAP-IWGIA-UCP, 2009), y coeditado con Jean Pierre Chaumeil y Oscar Espinosa “Por Donde hay Soplo: estudios amazónicos en los países andinos” (PUCP-IFEA-CAAAP, 2011).
Documentos sobre el reencuentro de familias separadas por la barbarie del caucho:


Fuente SERVINDI

lunes, 15 de octubre de 2012

MEMORIAS DEL ETNOCIDIO CAUCHERO

Por: Raul Teteye Ugeche
Rector del Colegio Indígena Casa del Conocimiento
 “Todavía quedan suficientes indios…” fue la frase que impidió a los “civilizados” tan siquiera vislumbrar el daño que a todo nivel estaban haciendo con el aniquilamiento de las comunidades indígenas de estas tierras.
Llegada de los no indígenas.
Alrededor del año 1900 aparece por estos contornos el colombiano Benjamín Larrañaga quien introduciéndose por las cabeceras del río Igaraparaná llega a este paraje y seducido por el encanto de su paisaje se establece en el mismo lugar que ocupa esta casa.
Por los mismos años llega el peruano Julio Cesar Arana del Aguila quien se asocia con Larrañaga y posteriormente ocurre la muerte de Larrañaga en circunstancias poco claras, dejando sus caucheras a uno de sus hijos quien después vendió a Arana sus siringales e indios dejándolo como único dueño.
Esto mismo ocurrió en el río Caraparaná con el Encanto y otros fundos que eran de  colombianos y así se hizo dueño de una extensa región bañada por los ríos Caquetá, Putumayo, Igaraparaná, Caraparaná, Pupuña, Cahuinarí y un sinnúmero de ríos y quebradas menores.
Conformación de las Compañías Caucheras.
Ya sin competidores a la vista organizó la región en secciones o subestaciones que en total fueronh más de cincuenta y que estaban diseminadas por toda la región.De  La Chorrera dependían La unión o Arica, Mediodia, Indostan, Danta quemada, Santa Julia antigua, Santa Julia, Pereira, Providencia, Porvenir, Ortiente, Sur, India, Sombra, occidente, Bellavista, San Antonio, Santa Rosa, Valverde, Ultimo Retiro, Urania y otros sobre el Igaraparaná; Palmeras, Abisinia, Gondar, Morelia, Santa Catalina, Sabana, Atenas, Entreríos y otros sobre el Cachuinarí y sus afluentes y Matanzas o Andokes, Puerto Pizarro y otros sobre el río Caquetá; El Encanto, Argelia y otras 20 subestaciones sobre el río Caraparaná y Yabuyanos y otras subestaciones    sobre el río Putumayo.
Territorio en concesión:
Desde estas estaciones y subestaciones La Casa Arana dominó y controló las cerca de 6000000 de hectáreas que tenía la concesión.
Método de Trabajo:
A los jefes de secciones se les asignaba como sueldo un porcentaje del producto recogido. Se sabe que el jefe de la sección Matanzas donde se cometieron los asesinatos más numerosos ganaba el 20% del caucho recolectado. El personal diferente a jefes de secciones tenía asignaciones fijas.
El contingente de barbadenses que fue contratado tenía asignaciones fijas pero a los precios de los artículos en las tiendas de la compañía hizo que muchos después de trabajar cinco o seis años tenían tanta deuda que solo era cancelable si trabajaban seis meses sin pago alguno.
Si eso era con el  personal contratado, a los indígenas les fue peor a estos se les entregaba una camisa, o un pantalón, o un machete, por los que tenían que trabajar seis meses o más y aún quedaban debiendo.
Los días de entrega o bajada de caucho eran fijados cada quince días o cada mes en los que cada indígena debía entregar un número determinado de kilos so pena de flagelación, cepo, ahogamiento, o cualquier otro castigo que la creatividad pudiera producir.
Métodos de Tortura y Muerte.
Al analizar los métodos de tortura que se usó en La Casa Arana aparecen como si obedecieran a un concurso cuyo ganador fuera quien se inventara el método de tortura más cruel, despiadado e inhumano.
Así aparecen
·         Las flagelaciones con latigazos en números que iban desde 5 hasta 200 los cuales en varias ocasiones ocasionaron la muerte en el acto y muchos murieron en los caminos o en sus casas a consecuencias de las flagelaciones. Casi todos los indígenas tenían cicatrices de latigazos y muchos de los capataces o verdugos cogieron fama porque sus latigazos siempre producían cortes en la piel desnuda de los indígenas.
·         El cepo que eran dos bloques de madera pesada con muescas para sujetar a la persona por las muñecas, tobillos o cuello que en muchas ocasiones era combinado con la flagelación y la suspensión de alimentos. Se cuenta de un indígena en el cepo a quien estaba prohibido dar alimento que antes de morir comió gusanos que producían las heridas de los latigazos. El cepo de Santa Catalina fue el más cruel por su diseño.
·         El ahogamiento que consistía en sostener al indígena bajo el agua hasta que tragara tanta agua que fuera próxima la muerte la que en muchas ocasiones llegó como el que ocurrió en occidente y que aparece documentado en publicaciones.
·         La quema en la que al condenado se hacía cargar suficiente leña que encendida servía para quemar el cadáver previamente fusilado. Otra modalidad de quema consistía en colgar de las manos y quemar hojas secas bajo sus pies quemándoles los pies, piernas y muslos dejándolos que murieran lentamente en medio de dolores y gritos lastimeros. Como ocurrió con una indígena capturada en una correría organizada por Augusto Jiménez.
·         Fusilamiento cuyos cadáveres se quemaban como ya se describió o se enterraba en una fosa cavada por el mismo con anticipación. Esto se hacía  si quedaba cerca de una estación principal. En caso contrario se dejaba en cualquier matorral. Dicen que generalmente en las subestaciones era difícil alimentarse debido a los olores que producían tantos cadáveres dejados al aire libre.
·         El decapitamiento pena se la aplicaban a los que desertaban y se encontraba en la selva fuera de los campamentos.
·         La muerte de niños se la aplicaba a las madres a quienes se les acusaba de perder el tiempo por atender a su hijo y no trabajar en la recolección del caucho. Estas muertes eran muy diversas. La mayoría de las veces se partía el niño en varias porciones para alimentar a los perros. Otras veces se tiraban al río o en cualquier parte para que se murieran solos, en otras ocasiones se estrellaban sus cabezas en los estantillos de las malocas o en los árboles de la selva haciendo saltar por los aires sus sesos. En muchas ocasiones dejaban a los niños colgados en sus cargadores cerca de los hormigueros para que los comieran las hormigas.
·         Disparos. Esto fue lo que más muertes produjo y consistió en los disparos que se hacía a los que se rebelaban, contestones, a los que se fugaban o por cualquier causa por leve que fuera y hasta por diversión.
·         Cargas exageradas. Los cargadores tenían que trasladar 50 o 60 kilos de caucho por distancias hasta de ochenta kilómetros sin alimento alguno. Esto produjo muertos. Un muchacho de 25 cinco kilos llegó con un fardo de 29 kilos de caucho.
·         Las muertes por inanición que están documentadas por fotografías en las que se observa personas reducidas a piel y huesos.
·         Ahorcamiento en el que se colocaba a la persona con la cuerda en el cuello y parado en la punta de los dedos de tal manera que al cansarse los dedos se caían y se producían los ahorcamientos.
Quienes ejercían el control
Este sistema de trabajo, tortura y muerte fue controlado en especial por:
·         Los jefes de secciones quienes ejercían fuerte control sobre los subalternos.
·         Los empleados subalternos de las secciones o estaciones quienes eran los encargados de ejecutar las órdenes del superior de la sección en la administración de la muerte.
·         Es importante anotar que hubo un grupo de cerca de 200 ciudadanos británicos de la isla de Barbados quienes fueron contratados con engaños que en el terreno fueron ocupados  como capataces y verdugos  y que muchos de ellos fueron muy sanguinarios que llegaron a recibir los apodos de tigres o perros de monte.
·         Los muchachos que fueron jóvenes de nuestros mismos pueblos a los que se les armó y entrenó para matar y amedrentar a los indígenas de pueblos diferentes al propio.
·         Los perros. Cuentan que también hubo perros que se usaron para encontrar a los indígenas que se escapaban y eran alimentados con carne humana.
Otras causas de muerte.
·         Las enfermedades desconocidas por los indígenas causaron muchas muertes por ejemplo la viruela.
·         Los métodos de transporte en la deportación también produjeron muertes. En la maloca de Santa Julia murió mucha gente debido al contagio de la viruela.
·         El pueblo Nonuya que era transportado en una lancha-jaula se volcó a la altura de Orientes y no se salvó ninguno pues iban enjaulados.
·         En Yarokamena se incendió una maloca en la que se refugiaron muchos líderes indígenas que se resistieron, causándoles la muerte.
·         Muchos que regresaron desde algodón, desde remanso, buscando su territorios murieron en el camino de fiebre, picaduras de culebra, comidos por tigres, caimanes o de hambre.
Cuántos murieron.
Sir Roger Casement habla de 40.000 indígenas muertos hasta la fecha de su visita a la región en 1910 y el número resulta de la resta entre 50.000 indios que declaró la Peruvian Amazon Company  en los documentos de constitución y los 7.000 ó máximo 10.000 indios que había a la fecha de su visita.
Los números no los hemos inventado los uitoto, ni bora ni okaina ni muinane. Estos números aparecen fríos en los textos escritos por los parcos ingleses, norteamericanos o franceses que recorrieron la región en aquellas épocas.
Nosotros hemos hablado de 70.000 y hasta de más de 100.000 muertos porque,
la cifra que habla de 40.000 muertos, es de 1910 y no de la fecha en que definitivamente salió la compañía que siguió con el mismo régimen 20 años más.
El hecho es que el primer censo levantado en 1.934 arroja para La Chorrera el total de 162 personas incluyendo al sacerdote, hermana y corregidor que no eran indígenas.
La Peruvian Amazon Company o más conocida como Casa Arana en uno de los extremos tenía oficinas centrales en Londres en las que personal vestido con gran lujo atendía a los clientes  y pasando por sus oficinas de Manaus e Iquitos en donde los caucheros mandaban a lavar sus ropas a Europa se llega al extremo opuesto que fueron estas selvas en las que nuestros antepasados tenían que responder con sus vidas los demenciales niveles de ganancia que esperaban los caucheros.
Tanto los gobierno de Colombia, Perú e Inglaterra tenía noticias de lo que estaba ocurriendo y no hicieron nada para detener esta barbarie.  La ambición de un desarrollo mal entendido que arrasa con pueblos enteros estuvo a la raíz de lo que aquí pasó.
Colombia había dejado esta tierra en el olvido y el olvido también mata.
100 años después aun sentimos el olvido.  No somos una prioridad para el país.  Cuando hubo la zona de despeje, levantaron la base militar y quedamos en manos de las FARC que amarraron ancianos, los hicieron trabajar y bajo amenazas  nos hicieron ver que esta historia aún se puede repetir.  Por esto decidimos hacer memoria, aunque esto nos duele, queremos que el mundo sepa todo lo que pasó y que se aprenda la lección.  Hoy según la corte constitucional de Colombia somos pueblos en riesgo de desaparecer y ustedes ya conocen las causas.  Si desaparecemos es Colombia la que pierde, es la humanidad, la que pierde.
PORQUE MIENTRAS HAYA EXCLUIDOS AQUÍ O EN CUALQUIER PARTE, NO HABRÁ PAZ EN COLOMBIA NI EN NINGUNA PARTE DEL MUNDO.

Raul Teteye Ugeche – Indígena Bora

martes, 9 de octubre de 2012

El arte y manejo de las cifras en narcotráfico



Por Ricardo Soberón

Como columnista invitado en Otra Mirada (1)

 El problema de las cifras del narcotráfico, en el caso de los cultivos con  fines ilícitos o de insumos químicos, es muy complejo y está sujeto a dos
 factores ineludibles: la incertidumbre de la ilegalidad y los intereses  políticos muy específicos y contradictorios de quienes las construyen,  particularmente cuando se pretende pontificar globalmente, sobre éxitos  virtuales en Afganistán o Colombia o regiones como San Martín. El último  informe del Departamento de Estado señala que en el 2011, se produjeron 785  tm de cocaína a nivel global: 195 tm en Colombia, 265 tm en Bolivia y 325  tm en Perú. En el caso de Perú y Colombia, cada año se debate sobre el rol  de cada uno en materia de: área cultivada, producción de hoja seca, de  pasta base  (2) y de clorhidrato de cocaína producida e incautadas (3). *Competimos  bajo el efecto globo del mercado mundial de cocaína, del que EE.UU ocupa el  primer lugar, aún*.
En definitiva, las cifras sobre cultivos con fines ilícitos están sujetas a metodologías tan especiales y aleatorias que es difícil de precisarlas como  indubitables y definitivas

Los dos principales documentos periódicos que revelan las cifras de producción y productividad son del UNODC y del Departamento de  Estado norteamericano.  Ambos, con métodos distintos de medición, presentan resultados distintos. Un  reciente informe de WOLA  informe de WOLA enfatiza estas diferencias.
 
Otro problema es el tipo de indicadores que usamos y el manejo que hacemos de ellos. Es decir: una labor de maquillaje y cosmética. El área bajo cultivo no es más importante pues en una misma unidad de terreno se pueden poner más plantas de coca, aplicar más tecnología e insumos agrícolas, por  tanto mejorar la cantidad de hoja cosechada y de contenido de alcaloide.Curiosamente los rendimientos de coca/hás y cocaína que da EE.UU, son tres  veces mayores en Perú que en Colombia, mientras las cifras de UNODC no son tan distintas. 
Es curioso y no corresponde, según muchos analistas (4) a la realidad de  la dinámica del narcotráfico en Colombia. Tampoco considera la asimetría en los niveles de cooperación que recibió Colombia de EE.UU en materia de  inteligencia, tecnología, pie de fuerza, etc. para fortalecer policía y  fuerzas armadas. Por tanto, es fundamental que el Perú cuente con sus propias cifras. Existe la necesidad de ser más exhaustivos y concluyentes con el tema del rendimiento. Un ejemplo de mal práctica, es que respecto de la droga incautada, no se contabiliza la neutralizada.
Normalmente, el manejo mediático/político de las cifras, tiende a favorecer a determinados países donde se han aplicado determinados sistemas o  mecanismos de control de cultivos, es el caso de Colombia, donde se aplicó  el "Plan Colombia" desde el 2000, hasta el 2005, así como el modelo de la  seguridad democrática, que ahora incluso es exportado a Afganistán, México,  América Central e incluso, en el Cono Sur. Se probó desde la fumigación  aérea, el control biológico y ahora simple erradicación manual; en el 2000  había 163,000 hás de coca en territorio colombiano, ahora, en el 2010 hubo  100,000 hás de coca, un aparente éxito. En Colombia hoy se produce una  transformación en el funcionamiento del narcotráfico, cambios en su  estructura criminal, así como en sus cadenas productivas.
 
 Caso muy concreto de fracaso en el control de la expansión del narcotráfico  es el peruano, donde en el año 2000 había 30,000 hás de coca; en los diez  años siguientes, se erradicaron un promedio de 100,00 hás; no obstante, ahora hay 60,000 hás de coca es decir, *más del doble.* ¿Eso es éxito? En el 2011, el CORAH erradico 10,290 hás (6,086 en Alto Huallaga y 4,204 hás en Aguaytía). Ahora, más que el área con cultivos, es importante la producción y la productividad que se obtiene por cuenca, por área medida.
 
El informe UNODC Perú no consigna, desde el 2008 producción potencial de  cocaína. Lo más curioso, es que el informe Perú justifica el retraso por  cuestiones de orden climático, cuando soy testigo presencial que no fue ese  el motivo, sino una intención de recuperar el manejo de las cifras.
 
 El problema es cuando un país como el Perú, no tiene como corroborar si son  ciertas o no y eso solamente por falta de voluntad política. Esto juega en  ambos lados, también para privilegiar un determinado éxito, como es el "*modelo  San Martín*", del cual se ha escrito profusa bibliografía. Refuerza la idea  que el éxito está en una mezcla de erradicación y mayor cantidad de fondos  dispuestos. La verdad es que San Martín venía en caída libre con los  cambios producidos; en segundo lugar, si es cierto que se produjeron la  convergencia de varias situaciones precios, cooperación, voluntad política  regional y consistencia social.
 
 En tal sentido, el informe de UNODC es aleatorio y errático: considera un  crecimiento del 5.2% el 2011, es decir 62,500 hás de coca, respecto de  61,200 hás el 2010; señala que en el Perú hay la capacidad de rendir hasta  131,295 tm de hoja seca, hasta allí llegan los puntos en común. Perú y  UNODC no se han puesto aun de acuerdo en productividad por hás y cantidad  de hoja para 1 kg de cocaína (tema pendiente). El Informe muestra aumento  de cultivos en regiones de Huánuco, Ayacucho y Loreto, crece menos en Puno,  Pasco, Junín, a la baja en Cusco y Ucayali. Curiosamente, no se menciona  San Martín. Por primera vez, se descuenta la coca erradicada (10,290 hás  según el CORAH el 2011). Pero surgen dos preguntas, ¿y la coca comprada por  ENACO? Se calcula en los 62,500 ¿y la coca neutralizada en las pozas?5, esta no se considera.
 
1 Abogado, analista en materia de drogas, Director del CIDDH, ex Presidente Ejecutivo de DEVIDA.
2 El 2011 se incautaron 13.9 de un aproximado de 150 tm producidas.
3 Ese mismo año se incautaron 10.7 tm de cocaína de un total de 80 tm.
4 Vargas, Observatorio Universidad de los Andes, Universidad Nacional, Arco Iris.
5 Monzón, destrucción de 3 toneladas métricas de hoja de coca. Fuente. Perú 
21 de 4 de octubre del 2011.

@ Otra Mirada
Fuente: www.otramirada.pe
infodiario@otramirada.pe
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miércoles, 3 de octubre de 2012

Los petroglifos de Boca Chaquimayo: reliquia arqueológica de la Amazonía puneña, Perú


Por: Rainer Hostnig 

Introducción

Los petroglifos de Boca Chaquimayo en el extremo noroeste del departamento de Puno, representan, junto con los de Pusharo en el vecino departamento de Madre de Dios, quizás las manifestaciones rupestres más sobresalientes de la Amazonía suroriental peruana.
Se trata de grabados sobre seis bloques líticos emplazados sobre una terraza elevada encima de la estrecha garganta del río Chaquimayo y cerca de la unión de este con el río San Gabán, un importante tributario del río Inambari. Los petroglifos de este sitio se destacan por su rico y variado repertorio iconográfico de clara filiación cultural amazónica. Otra particularidad de los petroglifos de Boca Chaquimayo es la articulación de la mayoría de los motivos mediante líneas conectoras y la continua transición de una figura a otra, causando un impacto visual extraordinario por lo intrincado de los motivos. Llama la atención la frecuente representación de figuras sauriformes o del lagarto, en diferentes formas, tamaños, posiciones y combinaciones (hombre-lagarto o saurio humanizado), y el tema relativamente frecuente del astro solar y de la serpiente, elementos trascendentales de los mitos cosmogónicos de los pueblos amazónicos.

Con el propósito de realizar un primer registro y documentación de los petroglifos de Boca Chaquimayo, el autor realizó dos visitas al lugar, la primera en octubre del 2007 y la segunda en abril del 2008. Participaron en el primer trabajo de campo el regidor ayapatino Daniel Apaza de la Municipalidad Provincial de Carabaya y su hermano, además Klaus Amann de Austria y un trabajador de la Municipalidad Distrital de San Gabán. Durante la segunda visita fui asistido en el reconocimiento de la zona y en la toma de datos por personal de la empresa constructora Intersur Concesiones y por el regidor Germán Onofre del Gobierno Municipal de Carabaya.

A continuación daré a conocer los primeros resultados de este estudio, considerando aspectos como emplazamiento, técnica usada, iconografía y tratamiento pictórico concluyendo el capítulo con ideas preliminares sobre el posible significado de algunos de los motivos representados y con algunos comentarios sobre el estado de conservación y las acciones para la protección del sitio puestas en marcha por parte del Consorcio Intersur.

Fig.1: Petroglifos de Boca Chaquimayo (bloque 6).

Ubicación y acceso

Los petroglifos de Boca Chaquimayo se encuentran en la zona de transición de la planicie amazónica al piedemonte andino. El sitio está ubicado en el distrito de San Gabán, provincia de Carabaya, a 820 m. de altura sobre el nivel del mar, cerca de la confluencia de los ríos Chaquimayo y San Gabán (ver imagen satelital y mapa). Sus coordenadas UTM son: Este: 350443, Norte: 8514882.
La ubicación de los petroglifos en medio o en la proximidad de un río, cerca de la convergencia de ríos o en una zona de raudales es un factor que Boca Chaquimayo comparte con muchos sitios rupestres de la Amazonía. (Reichel 1977, Urbina 1993, Pereira, 2003)

Boca Chaquimayo dista del centro del poblado de San Gabán apenas 2,5 kilómetros. Saliendo del pueblo por la Carretera Interoceánica en dirección a Puerto Maldonado, se llega en pocos minutos al Puente Chaquimayo, en el km. 294 de dicha carretera. Pocos metros antes de cruzar el puente sobre la angosta garganta del cañón del río Chaquimayo, se estaciona el vehículo en la margen derecha y se cruza la vía para subir a la terraza cuyo talud está alineado con la margen izquierda de la carretera.

Fig. 2: Mapa de ubicación de Boca Chaquimayo, con indicación de la
Carretera Interoceánica (línea roja) que pasa por el sitio.


Fig. 03: Imagen satelital que muestra las características
geomorfológicas de la zona (Foto: Google Earth)


Aspectos biofísicos, socioeconómicos y culturales

Emplazado entre aprox. 400 y 4000 m. de altura sobre el nivel del mar, con un promedio de 1000 m.s.n.m., el distrito de San Gabán se caracteriza por un clima tropical con temperatura y precipitaciones anuales elevadas. Según los datos meteorológicos registrados en la estación climatológica en las afueras del poblado de San Gabán, la temperatura media anual es de unos 20 ºC, mientras que las precipitaciones pluviales alcanzan entre 4000 y 5000 mm al año, convirtiendo la zona en una de las más lluviosas y húmedas del país. De acuerdo a estos parámetros bioclimáticos y aplicando el sistema Holdridge para la clasificación de áreas de tierra, la zona de Boca Chaquimayo pertenece a la Zona de Vida llamada Bosque muy húmedo subtropical (bmh-S).

La alta pluviosidad, humedad y temperatura reinante en esta región incide en el estado de conservación de los petroglifos y de los soportes rocosos y en la visibilidad de los grabados, los que por su exposición permanente y directa a los agentes del clima muestran diferentes grados de deterioro por procesos erosivos y el desarrollo de microorganismos que invaden las superficies de los bloques pétreos.

El distrito cuenta con importantes recursos hídricos, parcialmente aprovechados para la generación de energía a través de la Empresa de Generación Eléctrica San Gabán. Los hermosos paisajes ribereños del río San Gabán, las numerosas cascadas y el angosto y zigzageante cañón del río Chaquimayo, esculpido en la roca madre por las aguas torrentosas del río durante las épocas de crecidas, son atractivos naturales con potencial turístico.

Fig. 4: Vista de la catarata de Tupari en Uruhuasi.


Fig. 5: El río Boca Chaquimayo cerca de su
desembocadura en el río San Gabán


San Gabán tiene una superficie de 2029 km.² y aproximadamente 4.406 habitantes (Censo 2005), de origen andino y resultado de la migración paulatina a la zona de diferentes provincias altoandinas del departamento de Puno y otras regiones. La fuerte migración a la zona ha duplicado la población distrital en el período intercensal (1993-2005).

En los últimos años han surgido nuevos caseríos como Cuesta Blanca, con migrantes de Puno, Ayacucho y Apurímac. Los pobladores se dedican a los cultivos de coca (60% del área de cultivo), café, piña y plátano, a la extracción forestal y al lavado de oro. El cultivo de la coca va en aumento y su producción ha comenzado a superar las ganancias obtenidas en la minería aurífera artesanal. Esto ha causado en los últimos años un cambio drástico en el uso de la tierra, con la deforestación de miles de hectáreas de bosque virgen, incluso en áreas protegidas por el Estado como el Parque Nacional Bahuaja Sonene, para ser convertidas en áreas de cultivos de coca.

Versión completa: http://www.rupestreweb.info/chaquimayo.html

Hostnig, Rainer. Los petroglifos de Boca Chaquimayo:
reliquia arqueológica de la Amazonía puneña, Perú.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/chaquimayo.html



Datos del autor 
Ingeniero Agrónomo, consultor independiente de la Cooperación Internacional
Representante en el Perú de la  Sociedad de Investigación de Arte Rupestre de Bolivia SIARB
E-mail: rainer.hostnig@gmail.com

lunes, 1 de octubre de 2012

Aguajal: Ecosistema de vida en la Amazonía Peruana


Por Piero Rengifo Cárdenas
El Perú es el segundo País con mayor superficie de bosques tropicales en América Latina -superado solo por Brasil- y el cuarto a nivel mundial.
Sus más de 70 millones de hectáreas representan el 13% de los bosques amazónicos, albergando ecosistemas considerados entre los más ricos del mundo en diversidad biológica, diversidad cultural, recursos naturales y ecosistémicos.
Más de la mitad del territorio nacional está cubierto de áreas boscosas de diversos tipos. Entre ellas destacan los Aguajales -también denominados humedales-, ecosistemas forestales húmedos cubiertos de una extraordinaria vegetación pantanosa.
Los aguajales juegan un rol importante desde el punto de vista económico, social y ambiental en la Amazonía, pues permiten el desarrollo de actividades económicas además de cumplir un importante rol para diferentes especies adaptadas a este habitat.
Se caracterizan por sufrir inundaciones periódicas, resultado de la topografía, mal drenaje o desborde de los ríos. Su nombre se deriva de la presencia dominante del Aguaje, árbol de la familia de las palmeras.
Las especies más importantes de aguaje son: Mauritia flexuosa, Mauritia vinífera y Mauritiella peruviana (aguajillo).
La variedad Mauritia flexuosa crece en áreas que resultan de la acumulación en el agua de materia orgánica poco descompuesta. Soporta una inundación permanente de su sistema radicular –es decir, de sus raíces-, pudiendo afirmarse que su presencia es característica en las zonas inundables de la Amazonía.
El aguaje es una de las palmeras más abundantes en Sudamérica; se distribuye en el occidente por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia; y hacia el oriente –a través de las cuencas del Amazonas y del Orinoco- por Venezuela, las Guyanas, Trinidad y los estados brasileños de Bahía, Goiás, Mato Grosso, Minas Gerais y Sao Paulo.
Además de muchos otros beneficios, los servicios ambientales del aguajal resultan sobresalientes.
Este ecosistema es un gran almacén de carbono, por lo que su papel en la mitigación del cambio climático mundial es de gran importancia, llegando a almacenar más de 480 toneladas de dióxido de carbono por hectárea. De tres a cinco veces más que cualquier otro ecosistema tropical.
Tiene además una importancia primordial en la base de la cadena alimentaria de los trópicos y muchas especies de fauna silvestre, especialmente ungulados, monos y varias especies de peces, dependen, en gran medida, de su fruto. Por ejemplo, el 76 por ciento de la dieta de la sachavaca (Tapirus terrestris), el ungulado más grande de la Amazonía, proviene de los frutos del aguaje.
El aguaje puede ser considerado la palmera de mayor importancia de la Amazonía, por lo que con mucha razón el explorador Alexander Von Humboldt la denominó hace dos siglos el Árbol de la Vida.
Sin embargo, a pesar de estas cualidades, los aguajales no son aprovechados de forma sostenible.
Muchas de las palmeras que forman los humedales son expuestas a una extracción indiscriminada y, frecuentemente, destructiva, de modo que comienzan a escasear de las zonas más cercanas a poblaciones humanas.
Probablemente el caso más dramático sea el del aguaje, talado para ser cosechado debido a la mala y arraigada costumbre de cortar la palmera para cosechar sus frutos, de gran demanda en el mercado alimenticio. Lo peor de esta práctica es que apenas aprovecha una fracción de los mismos -normalmente 2 o 3 racimos de los 6 u 8 que suele tener- ya que el resto suele estar demasiado verde como para madurar.
Más allá de esta mala práctica, la minería se presenta como otra amenaza para la continuidad de este ecosistema pues sus operaciones amenazan a todo el territorio donde se desarrolla.
Se calcula que hasta 2009 las minería en Madre de Dios ha deforestado unas 18 000 hectáreas (ha) de bosque y degradado 150 000 ha adicionales. El mercurio y otros metales pesados utilizados para esta actividad han contaminado fuentes de agua, ríos, quebradas, cochas y, por supuesto, aguajales, poniendo en riesgo la salud de la fauna y la flora, además de la propia población humana.
Los movimientos de tierra producidos por la minería –entre otros causantes- producen el incremento de la sedimentación en las riberas de los ríos. Esta elevada carga de sedimentos afecta negativamente los bosques inundables, los pantanos y otros humedales. Especialmente susceptibles a su acción son los aguajales, que mueren cuando la excesiva acumulación de limo tapa sus neumatóforos, raíces típicas de las especies que se desarrollan en entornos húmedos, que crecen hacia arriba para poder captar oxígeno.
Se calcula que en su hábitat natural -donde tiene que competir por luz y nutrientes con otras plantas- el aguaje puede necesitar entre 30 y 100 años para llegar a ser un individuo adulto. Por eso, dañar a esta especie y al ecosistema al que pertenece, no es solo dañar el presente si no también el futuro. Piénsalo.
Bibliografía: Che Piu , H., & García, T. (2011). La Situación de REDD en el Perú. Lima.
 
Nota: Piero Rengifo Cárdenas es Ingeniero Forestal. Nació en Pucallpa y forma parte del Programa de Conservación de iSur con sede en Puerto Maldonado.